Como empresaria y esteticista, mi carrera me ha llevado a recorrer todos los aspectos de la industria de la belleza y sigue siendo una profesión tan gratificante como el día en que obtuve mi licencia de esteticista. Hay muchas razones por las que estoy agradecida por mi carrera. Aquí están diez de mis principales razones.
1. Educar a otros sobre el cuidado de la piel.
Me encanta poder educar a la gente sobre la importancia de cuidar bien la piel. A menudo, la gente no se da cuenta de lo crucial que es cuidar la piel, por lo que poder orientarlos en el camino correcto es muy gratificante. Hoy, tengo el privilegio de educar a la próxima generación de esteticistas para que puedan brindar los mejores servicios a sus clientes. Ofrecer mis conocimientos al área metropolitana de Montreal ha sido un verdadero privilegio.
2. Dar esperanza a los clientes
En Laval, me hice un nombre como esteticista a la que acudir cuando se perdía la esperanza de deshacerse de las zonas problemáticas. Acepté este desafío y mis clientes y mi reputación crecieron. Brindar atención a clientes que habían vivido con sus problemas de piel sin ayuda ni esperanza fue el comienzo de mi profundo amor por el proceso, que aún hoy aprecio.
3. Sentir orgullo por mi trabajo
Ver a tu cliente salir del spa con una gran sonrisa y un rostro radiante es una recompensa en sí misma, sabiendo que tu trabajo lo inició. Ser esteticista combina la ciencia con la belleza para ayudar a crear una piel sana y radiante, y eso es sin duda algo de lo que estar orgulloso.
4. Saber cuidar adecuadamente mi propia piel
Como esteticista, siempre debes asegurarte de que tu propia piel tenga un aspecto saludable y resplandeciente. Mi trabajo estético no termina cuando termino con mi último cliente: utilizo técnicas estéticas adecuadas también en mi propia piel, sabiendo que estoy cuidando mi piel lo mejor que puedo.
5. Poder combinar una variedad de intereses en una sola carrera.
Ser esteticista no implica solo aplicar productos en el rostro de un cliente; requiere mucho más que eso, incluido el conocimiento de química y biología. Los esteticistas deben estar capacitados en las fórmulas e ingredientes de los productos que utilizan y saber cómo afectarán esos productos a cada cliente en particular. Los esteticistas también deben tener un buen conocimiento de la anatomía humana, ya que muchos tratamientos implican masajes o tratamientos en varias partes del cuerpo. Como esteticista, realmente eres un experto en varios oficios.
6. Ser parte de una industria en constante cambio
Somos muy afortunados de ser parte de una industria que está en constante crecimiento y cambio. Hay muchas oportunidades para avanzar en tu educación como esteticista y mantenerte al día con los últimos avances: ¡el cuidado de la piel siempre es emocionante!
7. Establecer relaciones duraderas con los clientes
Como esteticista, tendrás la maravillosa oportunidad de conocer a personas de todos los ámbitos sociales. Conoce a todos y cada uno de tus clientes: estás ahí para ayudarlos en su camino hacia el cuidado de la piel, pero también te sorprenderá lo que puedes aprender de ellos.
8. Ningún día es igual
Como esteticista, tus días nunca son iguales: un día podrías estar realizando una serie de
anti-envejecimiento tratamientos faciales, o incluso un día en el que todos tus clientes reciban algo completamente diferente. ¡Seguro que nunca te aburrirás como esteticista!
9. Ver resultados finales
No hay mejor sensación que terminar un tratamiento y ver a tu cliente con una piel hermosa y radiante: hace que todo valga la pena. Puedes confiar en los productos que estás usando y en los tratamientos que has estado brindando, sabiendo que tu cliente tendrá resultados duraderos gracias a ti.
10. Estar siempre inspirado
Ya sea en una feria comercial, en clases y eventos de fabricantes o incluso en mi propia sala de tratamiento.